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martes, 12 de julio de 2011

Cinco medidas para crear empleo

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En los últimos 12 meses el empleo perdido supera las 240.000 personas y el paro se encuentra en el 21%. Pese a que está habiendo una cierta recuperación de la ocupación, esta tiene carácter coyuntural, arrastrada por el turismo. Los expertos coinciden en que, salvo modificaciones de última hora, aún falta un año para que concluya la destrucción de empleo. ¿Qué tiene que ocurrir para que se recomponga la creación de empleo, de forma que absorba el incremento de la población activa? Son cinco los puntos clave:

Por J. A. Vega


1. RECUPERAR EL CRECIMIENTO ECONÓMICO

La elasticidad clásica del empleo determina que se precisa en España al menos un crecimiento del PIB del 2% para generar empleo neto, un valor elevado pero coherente con la rigidez del mercado de trabajo. La flexibilización de los últimos 25 años aplicada en la legislación de contratación ha reducido el umbral del crecimiento del PIB que genera empleo, que se ha acercado al 1,5%, y que oscila en función de los sectores. Con la generalización de la contratación temporal, que supone reducir a cero el coste del despido para los trabajadores afectados, la espoleta del empleo se dispara nada más incrementarse la actividad, y avances del 1% del PIB pueden generar nueva ocupación. Pero dado que el horizonte no está aún despejado, que la demanda está bastante paralizada, las empresas responden al primer impulso de actividad con más productividad de la plantilla que tienen y retrasan la creación de empleo.

2. RESTABLECER LA FINANCIACIÓN A PYMES Y PARTICULARES

Las crecientes exigencias de capital a la banca, tras el incremento de la morosidad y la acumulación en los balances de activos devaluados y de difícil salida generados por la crisis, junto con la escasa calidad y solvencia de la demanda del crédito, está ocasionando que la concesión de financiación se produzca con cuentagotas. Los banqueros han advertido de la necesidad de desapalancar la economía, incluso en algunos casos han cifrado en 200.000 millones el desapalancamiento necesario (un 12% del crédito concedido al sector privado), lo que supondría unos cuantos trimestres de amortización de crédito existente sin concesión de crédito nuevo. En algunos casos han advertido que el crédito puede caer un 5% anual en los próximos ejercicios. Los dos asertos significan lo mismo, y alertan de la paralización de la financiación de nuevos proyectos empresariales.

3. MECANISMOS CON EL EFECTO DE UNA DEVALUACIÓN

Las empresas han perdido competitividad por los costes laborales acumulados en los años de bonanza, así como por la tendencia despreocupada de los agentes económicos a generar inflación. Dado que España tiene pocos mecanismos de defensa de sus posiciones de competitividad, los expertos consideran que debería echar mano de una reducción de los costes generales, acompañada de los niveles de precios para recomponer su lugar en los mercados; una devaluación simulada, en definitiva. Lo que en otras épocas, antes de ingresar en la Unión Monetaria, se resolvía con una devaluación de la moneda, y que solo pretendía recomponer las posiciones perdidas por acumulación continua de inflación, tanto en los costes como en los precios. Lo que muchos expertos llaman la solución castiza. Para completar este ejercicio, deberían elevarse los impuestos para evitar el recurso a las importaciones.

4. ABARATAR TODOS LOS COSTES DEL FACTOR TRABAJO

Está demostrado en la historia española que los grandes saltos en la generación de empleo se producen a raíz de ajustes severos del coste del factor trabajo, aunque en todos los episodios ha surgido también un fuerte crecimiento del PIB. En unos casos el motor real ha sido el crecimiento de la demanda y en otros la reducción del coste laboral ha tenido un efecto multiplicador sobre la actividad. Ocurrió así en los ochenta, cuando se creó el contrato temporal, especialmente el de fomento de empleo, que no requería relación de causalidad para que las empresas lo incorporaran en sus plantillas.

Una segunda oleada de contratación se produjo a partir de 1997, cuando se redujo el coste del despido improcedente a los 33 días por año para determinados colectivos de jóvenes y parados de larga duración. La tercera gran explosión llegó ya en este siglo, con una avalancha de inmigración que provocó una fuerte reducción del coste salarial en actividades de gran demanda, como la construcción. Por tanto, una nueva reducción del coste del factor trabajo, en cualquiera de sus manifestaciones, está en el núcleo de la solución. Supone reducción de los salarios, de las cotizaciones sociales, de los costes de rescisión del empleo y de la generosidad del sistema de protección por desempleo.

5. MECANISMOS DE CONTRATACIÓN FLEXIBLES

España tiene tres decenas de tipos de contratos y la mayor tasa de temporalidad de la UE, cercana al 30%. Este abuso de la contratación temporal, con coste cero de indemnización, está vinculada al coste del despido improcedente. Por ello, amén de la creación de un tipo de contrato para jóvenes en formación, el sistema español precisa de una simplificación, tendente a incrementar los contratos indefinidos y dejar los temporales para actividades realmente temporales. La mejor propuesta es el contrato elaborado por Fedea en el que solo tiene cabida la relación fija, pero con una escala indemnizatoria creciente, en función de los años de antigüedad, hasta un tope de 35 días por año, que se logran con 20 años de servicio.

Fuente: CincoDias

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